Enrique Montaño es un predicador dinámico con una pasión y fuego de alcanzar a los perdidos y personas heridas en las ciudades y naciones del mundo para Jesucristo. Su amor y compasión para otros enciende una esperanza de vida cambiando e impartiendo hambre de avivamiento en cada persona con la cual él comparte el evangelio.
Enrique le dio su vida al Señor mientras fue policía en Cali, Colombia, el patrulló las mismas calles donde él ahora ha establecido una iglesia. Durante sus 7 años como policía, el Señor le apareció interviniendo varias veces para salvar su vida. Después que tuvo un encuentro con el Señor que le cambió la vida, él se movió a Houston en 1992 donde él trabajó como entrenador de fútbol con los jóvenes de la ciudad. Muchos de las vidas de los jóvenes y sus padres fueron transformadas. Al estar trabajando como entrenador un día en 1998 el Señor le dijo que se consagrara para servirle a Él en tiempo completo. El Señor le dijo que fuera su ministro y viviera como sacrificio vivo para El y que permitiera que su vida sea un ejemplo vivo para otros. Después de contestar su llamado Enrique pasaría horas cada día buscando del Señor orando y en ayuno enfocándose en su propia transformación personal. El entonces se dirigiría a las calles de Houston alcanzando a los perdidos y dolidos como el Señor se lo dirigió. Él fue a parques donde los encontraría y entonces les compartía acerca del amor y la esperanza de Jesucristo a ellos. Enrique se involucró también en el ministerio de prisiones predicando en las prisiones de alta seguridad en Texas. Con su amor para el perdido y los heridos él se unió con otros ministerios del área de Houston y vio muchas vidas ser cambiadas después de recibir a Cristo y el Bautismo del Espíritu Santo.
Enrique y su esposa Vimarie han pastoreado desde 2003 en Houston, Texas. Durante su permanencia en Houston, continuaron viendo la mano de Dios moverse poderosamente en sus vidas, pero su corazón seguía siendo atraídos a las ciudades y naciones del mundo. En 2007, junto con su familia se fueron al campo misionero en Sur América, Cali, Colombia, donde establecieron una iglesia. El barrio en el que se estableció la iglesia es clasificado como una zona roja. Una zona roja se considera una zona con alta violencia por la actividad de la droga y pandillas. Debido a la violencia le dispararon accidentalmente en la pierna durante un tiroteo entre miembros de pandillas. La misión de la iglesia es de llegar a los niños y jóvenes, ellos son las principales víctimas debido a la violencia, drogas y la prostitución. Después de seis años en Cali, Colombia, Enrique y su familia regresaron a los Estados Unidos donde continuaron pastoreando. Enrique y Vimarie tienen un mandato de Dios ordenado de salir a las naciones para equipar y establecer el fundamento de la plenitud de nuestra herencia en Cristo Jesús.
Enrique ha viajado a Honduras, Nigeria y Colombia llevando el Evangelio del Reino trabajando para ver a Cristo formado en todas las personas que conoce. Su misión es enseñar, entrenar y ver la transformación en la vida de aquellos que Dios le permite tocar mostrándoles el camino de esperanza y la promesa para mañana.
Enrique reside en Houston, Texas con su esposa Vimarie y sus cuatro hijos, Aolani 26, Enrique 24, Kayla 19 y Daniel 11.